Somos las artífices y responsables únicas de meter en un único calendario todo lo que debemos hacer y todo lo que deseamos hacer. Todo apretadico en una única agenda cuadriculada con sus filas y columnas. ¿Os suena? Pues a eso me dedico yo realmente y quiero confesarme. Os conté que yo me consagraba trabajando, siendo madre y auto-realizándome a ratos. FALSO. Todo falso.
Mi auténtica ocupación diaria, para lo que he nacido y soy medio competitiva, consiste en recoger quehaceres varios de los cuatro que somos y meterlos a pelo en un calendario común a la unidad familiar. Ahí incluyo actividades como, veamos:
- trabajo y reuniones relacionadas con el sueldo que me gano;
- formación, seminarios y congresos vaya que me desactualice y muera como Explorer 8 (sí, ha muerto, a ver si mis clientes se dan por aludidos de una vez);
- visitas médicas de las niñas y propias, estas últimas solo si caben;
- demandas estacionales de los coles como el carnaval, la navidad, la castañada, la cuaresma, el fin del milenio o la fiesta del mojón;
- clase abierta de danza de la mayor, lo mismo pero de música, reunión de clase de la menor, música con esta última que se hace con mamá;
- que si vas tú a por esta niña aquí, que ya voy yo por la otra allá y luego nos cambiamos;
- devolver el libro de la biblioteca, preparar las carteras diariamente con las peculiaridades de cada día;
- gestionar el cambio de armario, la necesidad de nuevas adquisiciones, liberar espacio, ordenar;
- solventar las necesidades semanales de la casa en cuanto a comida, limpieza, recursos finitos y estropicios varios;
- familia (lo ponen muy fácil, la verdad);
- actividades infantiles del fin de semana, teatro, conciertos, museos y encuentros con otros niños;
- cena con las amigas de la infancia, las de la adolescencia, la carrera, el primer trabajo, la asociación, las madres de la guardería, las del coles, o cualquiera que me cite;
- cena con la pareja y los amigos comunes, salidas, cines, teatros, conciertos;
- compromisos ineludibles y fastidios multicolor;
- contestar whatsapp, facebooks, emails, comments, chats, cuquifloris, mandingadas;
- destrozar un blog, éste en concreto, que ni vergüenza tengo de lo poco que me prodigo;
- renovarme;
- respirar.
Todo eso se embebe apretadito en un único calendario y sí: cabe. Solo lográndolo consigo llegar a dormir tranquila, porque sino traslado el planning a las noches y eso sí que puede acabar por desquiciar a cualquier.
Así que ya veis, del “living la vida” al “planning las vidas” en dos partos. Me parto. ¿Vosotras no?